El miércoles empezamos la clase de griego unos 10 minutos tarde porque, al ser el último día de las matrículas, Ana estaba muy liada. Como el martes no nos habíamos dejado ninguna actividad a medias no sabíamos qué actividad nos tocaba, pero enseguida Ana nos sacó de la incertidumbre y nos dijo que tocaba texto.
El texto que nos dio fue diferente a todos los demás que llevamos haciendo durante el curso. Ese en vez de ser todo un texto que cuenta una historia o un mito, estaba compuesto por diferentes frases líricas de poetas griegos. Me gustó bastante el hecho de poder traducir frases que dijeron hace un montón de años, eso sí, fue difícil.
Primero empezamos a traducir las frases entre todos, pero en vez de una clase parecía que estábamos echando la quiniela. Para parar esta quiniela Ana nos dijo que nos pusiéramos en grupos y que fuéramos traduciendo frase a frase hasta que las tuviéramos todas. Yo me puse con Yasmine y Cloé y, la verdad es que entre las tres trabajamos muy bien, a pesar de que las traducciones no nos salieran muy precisas.
Traducir estas frases me pareció complicado porque al ser líricas estaban “desordenadas”, por lo que fijarse en las terminaciones era clave. Otro factor que las hacía complicadas era que su traducción literal no tenía mucho sentido, ya que cada frase correspondía más o menos a un refrán español, y estos si te paras a pensar en su significado literal tampoco tienen sentido.
Cuando ya habíamos corregido todas las frases pasamos a otras frases que había en la parte inferior de la hoja. Estas frases eran más cortas, pero no menos importantes porque estas aún se conservan en la actualidad.
La traducción de todas estas frases fue un reto, a la vez que especial porque nos han hecho reflexionar las maneras de pensar de los griegos y las de la actualidad. Muchos refranes que ellos ya decían todavía los decimos hoy en día.
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